Erase una vez un alcalde de una ciudad que celebraba una fiesta de Navidad en su casa. Tenía dos hijos llamados Clara y Fritz. El padrino de Clara le regaló un cascanueces con forma de capitán. A la niña le hizo mucha ilusión, pero su hermano Fritz que estaba celoso, se lo quitó y lo rompió al abrir una nuez.
Luego Clara muy preocupada fue al salón para ver a su cascanueces. Pero mágicamente, a las doce de la noche todos los juguetes cobraron vida y el árbol de Navidad se hizo enorme. La niña estaba muy sorprendida al ver todo aquello.
Allí empezaron a ocurrir cosas inesperadas. De repente, aparecieron un ejército de ratones que se pusieron a luchar con los soldaditos, siendo su capitán, el cascanueces de la niña.
El príncipe y Clara salieron de la casa en medio de la nieve. Llegaron al país mágico de las golosinas donde todo es ilusión. Allí conocieron al Hada Dulcísima que bailó unas danzas muy bonitas.
A la mañana siguiente Clara se despertó de su sueño al lado de su cascanueces de madera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tu comentario!
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.